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Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
* La de dos, va
El senador José Yunes Zorrilla asume que, salvo una decisión extraordinaria de la Suprema Corte de Justicia (de la cual no tiene noticias) la gubernatura de transición, de dos años, será la que se dispute el próximo año.
Él se ha pronunciado en los más diversos foros contra esta medida propuesta por el gobernador Javier Duarte de Ochoa y aprobada por amplia mayoría en el Congreso local. Entiende, sin embargo, que “palo dado, ni Dios lo quita” y, por lo tanto, se prepara con el fin de estar listo para una eventual designación como candidato.
“Claro que preferiría más tiempo para gobernar, sé que tengo edad para competir en el 2018 por un período de seis años, pero esto ya no depende de mí. Quiero saber quién es el guapo que se atreve a rechazar una invitación del Presidente para competir por esta mini-gubernatura”, expresó a principios del presente año Yunes Zorrilla, y él no es de los que cambia su postura según perciba cómo sople el viento.
Aunque formalmente se argumentó que la iniciativa de este período de transición tenía como principal fin la homologación de la elección de Gobernador con la de Presidente, con lo que se ahorrarían importantes recursos, lo cierto es que en los corrillos políticos se ha confirmado que la verdadera intención fue desalentar a los más fuertes aspirantes a suceder a Javier Duarte, y sugerir la posibilidad de una “opción local”, esto es, alguien más del equipo de Fidel Herrera, cabeza visible de la generación que hoy ostenta el poder y que pretende conservarlo.
Este plan, sin embargo, parece haber fracasado. Por el PAN Miguel Ángel Yunes Linares se ha manifestado dispuesto a competir por ese período de dos años. “Así fuera de 12 horas la buscaría”, dijo en alguna ocasión, al enfatizar que su principal interés es llegar a la gubernatura “para meter a la cárcel a todos esos pillos”.
Por parte del PRI, los dos senadores, quienes marchan a la cabeza de las preferencias en la actualidad, se han dicho dispuestos a competir por este gobierno de transición, de manera que la puerta parece cerrarse para las “opciones locales”, que están lejos, muy lejos de los Yunes, azules o rojos.
El propio José Yunes explica los alcances de su acuerdo con su compañero de fórmula en el Senado:
“Tenemos un pacto de un proyecto de gobierno distinto al que está instrumentándose en Veracruz. No es un pacto sobre quién va primero y quién después. Es un pacto con el Estado de Derecho y con la necesidad de que se puedan resolver los temas de impunidad en una de sus aristas más importantes, como la de la corrupción. Y en ese ánimo, Héctor y yo estamos más que firmes”.
Tanto Héctor como José Yunes hablan de encuestas de opinión que los colocan a la cabeza en las preferencias para la gubernatura, pero ambos admiten que estas mediciones son sólo aproximaciones al escenario que pudiera presentarse el próximo año. Ambos le apuestan a que su partido, y el Gran Elector, opten por mediciones serias al momento de definir al candidato.
Hay otros factores que influirán en la decisión, como el escenario político que se viva en los primeros meses del 2016, en un estado que sufre fuertes presiones por temas tan delicados como la seguridad, la corrupción y la capacidad financiera.
Veracruz vivirá en los próximos meses importantes cambios en el ámbito político. Una vez superado el tema de las elecciones federales, la competencia por la sucesión gubernamental será abierta, sin límites y muchos podrían salir perjudicados.
Lo mejor está por verse.