Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
¡Ni Camacho avala a sus candidatos en Veracruz!
Si de por sí el gobernador en turno ha sido el responsable político del resultado de las elecciones en el estado –para alcaldes, diputados, senadores y Presidente–, Javier Duarte de Ochoa, como líder natural (así se decía antes en el argot político) de su partido, el PRI, tiene ahora un reto con más escollos de lo normal para el próximo 7 de junio, en menos de 40 días.
El reto puede significarle, sin embargo, una gran oportunidad para fortalecer su imagen ante la cúpula nacional política de su partido –Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong, César Camacho Quiroz y Aurelio Nuño Mayer–, o bien acabar de acabar lo que parece ya un fin de sexenio adelantado.
A qué escollos me refiero: a dos de pesos pesados: César Camacho Quiroz, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, y José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla, priista también, senador y abierto aspirante tricolor a la candidatura al Gobierno del Estado y declarado oponente al propio gobernador.
A estas alturas, cuando mañana termina la primera mitad de las campañas, ya no se sabe bien a bien a qué vino realmente el dirigente nacional tricolor el pasado sábado 18, pues, por ejemplo, en declaración pública puso en duda la integridad de todos los candidatos de su partido a diputados federales, candidatos que, vale la pena recordar, son expresión plena del duartismo, esto es, que fueron impuestos por el Ejecutivo estatal.
Registraron mis siempre activos compañeros reporteros (se puede consultar en las hemerotecas impresas o virtuales) que en la conferencia de prensa que Camacho ofreció en Boca del Río aquel sábado, el mexiquense ni siquiera los dejó terminar su pregunta: “—Oiga, o sea que usted mete las manos al fuego por…”, porque antes de que la completaran se les anticipó: “—Yo sólo meto las manos al fuego por mí mismo…”. ¡Zas! La pregunta completa era sí metía las manos al fuego por sus candidatos.
¿Pues qué les sabe? No hizo una sola excepción. ¿No hay borracho que coma lumbre? No metió las manos al fuego por ninguno. Los presentó ante el electorado como no confiables. Él mismo duda de ellos, que es dudar de su integridad. No avaló a ninguno. Ni siquiera les otorgó el beneficio de la duda. En estricto rigor, en la ortodoxia política, se comportó con total descortesía hacia el jefe político local al descalificar, así haya sido indirectamente, a sus recomendados, como diciendo son tu responsabilidad, yo no meto las manos al fuego por ninguno.
¿No se supone que antes de postularlos revisaron sus trayectorias pública y privada, les solicitaron constancia de no antecedentes penales, los sometieron a un polígrafo, un detector de mentiras o máquina de la verdad? ¿No se supone que postularon a sus mejores hombres y mujeres, todos un dechado de virtudes, ciudadanos ejemplares, modélicos, honrados a carta cabal, decentes, confiables, creíbles, éticos, exfuncionarios que siempre han seguido aquel principio de don Benito Juárez de que “… los funcionarios públicos… no pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala”?
¿Si su propio dirigente nacional duda de sus candidatos, si no los recomienda, esperan que el electorado se vuelque a su favor en las urnas el próximo 7 de junio?
Para colmo, aquel sábado Camacho le vino a echar sal a la herida: trajo a presumir a Fidel Herrera Beltrán, vino a mencionar la soga en casa del ahorcado.
Pero como si eso no hubiera sido suficiente, nueve días después el senador Pepe Yunes volvió a la carga y ante una pregunta directa de la reportera Noemí Valdez dio una respuesta directa y contundente. “Si hablamos de costos electorales, en Veracruz las encuestas no son muy alentadoras para el PRI, ¿a quién culpar? ¿A Duarte las malas decisiones que ha tomado?”, le preguntó la joven reportera. “Notamos los priistas que hay molestia, desesperanza, descontento evidente… pero claro que sí podemos responsabilizarlo porque la mejor carta de presentación son los resultados del gobierno”, respondió el legislador (Notiver, 27/04/2015).
De paso, deslindó que los resultados de esta elección vayan a definir al sucesor, la candidatura al Gobierno del Estado. “Son eventos diferentes. Lo que sí es que el PRI debe elegir con base en la aceptación de la gente a su candidato, a encuestas”.
La última palabra no está dicha. La conoceremos en menos de 40 días. Si los candidatos del PRI y de Duarte ganan, miel sobre hojuelas para la ya próxima desfalleciente administración. Si pierden, el mismísimo dirigente nacional priista ya se ha lavado las manos, y uno de los tres senadores veracruzanos ya tiene a quién responsabilizar. Vaya que si le urge al PRI estatal sacar los mejores resultados.
Marcelo, se defiende
No deja de ser significativo que ante la acusación de desvío de recursos de la dependencia a su cargo en Veracruz y de delitos electorales, el delegado de la Sedesol Marcelo Montiel haya salido a dar la cara, a negarlo y a decir que está listo para comparecer ante la PGR para aclarar las acusaciones. Reconoció que hubo sustracción de documentos, pero dijo que fueron manipulados, y expreso algo que tiene sentido: el senador Alejandro Encinas, quien hizo el señalamiento, debería presentar la denuncia correspondiente. Así debería ser siempre, porque luego todo se queda en escándalo mediático.
Digo que es significativo porque si algo está caracterizando esta etapa en la historia de Veracruz son las acusaciones contra funcionarios y exfuncionarios, pero casi todos guardan silencio, nadie se dice dispuesto a comparecer ante autoridad competente para aclarar que no son ciertos los señalamientos ni sale a dar la cara ante la prensa con pruebas que demuestren su inocencia.
Por lo pronto, ayer por la tarde-noche la inmediata reacción de Marcelo estaba en las portadas de los portales de los diarios Reforma y Milenio, con lo que alcanzó cobertura nacional, lo que demuestra que es posible limpiar la imagen pública, o por lo menos defenderla, siempre y cuando se tenga “la conciencia tranquila”, como dijo durante su conferencia. ¿Por qué no lo han imitado otros acusados?