Gabriel García-Márquez/Sentido común
Manuel Rosete Chávez
“¿Premonitorio?: Los perros le ganaron a los rojos y les quitaron lo invicto”
La política es negociación
Política es el arte de sentarse a negociar algún asunto, agarrar de pendejo al adversario pero dejarlo contento. Esa fue la definición de política que alguna vez nos dio don Julio Patiño Rodríguez, durante los recorridos que hicimos por tierras veracruzanas en busca del voto popular para que fuera Senador de la República, junto con su compañero de fórmula el doctor Alger Urke León Moreno.
Don Julio era un sabio de la política, los cargos que desempeñó, sobre todo el de Oficial Mayor de la Presidencia de la República, al lado del presidente Luis Echeverría Álvarez, así como el de jefe de asesores de don Fernando Gutiérrez Barrios, le daban autoridad para hablar del tema político con suficiente conocimiento del asunto.
Y lo anterior lo traemos a cuento a propósito de lo que ha venido ocurriendo en el estado con los partidos políticos y los procesos electorales, de la llegada a la gubernatura de Fidel Herrera Beltrán para acá.
A Fidel debe considerársele como el parteaguas de una forma distinta de hacer política a la que estaban acostumbrados los veracruzanos. Hasta antes del sabio político de Nopaltepec, el mago electoral, en Veracruz había tres partidos fuertes: el Revolucionario Institucional (PRI), el de la Revolución Democrática (PRD) y Acción Nacional (PAN), cada uno con dirigencias sólidas y un capital político propio y, en el caso del PAN, con un crecimiento exponencial que amenazaba con alcanzar la gubernatura, lo que el mismo Fidel resintió cuando perdió con el panista Gerardo Buganza y Salmerón, solo que por la experiencia (astucia) de Fidel logró mantener al PRI en el gobierno e iniciar una nueva era en la vida política estatal.
¿Qué fue lo que hizo Fidel que no habían hecho los gobernadores anteriores y que permitía la participación auténticamente democrática de partidos distintos al PRI? Cooptar a sus líderes (comprarlos, vaya) y crear fuertes escisiones al interior de sus organizaciones, de tal forma que los pulverizó.
Fidel se sentó a negociar en el sentido estricto de la palabra con las dirigencias, convocó a un pacto de unidad en torno a Veracruz y, con ese pretexto, asignó jugosos sueldos a los líderes del PAN y del PRD con lo que los pintó de rojo, prácticamente desmanteló esos partidos, sus cabezas comenzaron a agachar la cerviz ante las peticiones del titular del Ejecutivo, cedieron en el Congreso Local la conciencia de sus diputados, quienes también fueron premiados con suficientes recursos para que valiera la pena apoyar las iniciativas del gobernante; impusieron como candidatos en contiendas para alcaldes, diputados locales y federales, a ciudadanos de muy bajo perfil, perdedores por vocación y, de esa manera, atendieron los caprichos del gobernante para mantener las canonjías que habían ganado negociando políticamente con las franquicias de sus partidos.
A punta de cañonazos de dinero, Fidel borró de la mente de dirigentes panistas y perredistas sus ideales y principios, los obligó a traicionar sus bases y los convirtió en lacayos de la fidelidad.
En Veracruz, en los primeros meses del gobierno del artista de la negociación Fidel Herrera, había priistas y adherentes, o sea, panistas y perredistas. Un sólido bloque de abyectos que se encargaron de sepultar cualquier indicio de democracia, al grito de ¡todos somos Fidel! Empujaron las más aberrantes propuestas y se convirtieron en cómplices del saqueo más escandaloso que se haya registrado en la historia de Veracruz, sumiendo al estado en la miseria, el endeudamiento y la violencia.
La inercia de esa forma de hacer política ha continuado, y los priistas en el poder se regodean de sus triunfos, carecen de adversarios, nadie les puede ganar porque son dueños de las tres principales franquicias. Pero, obviamente, esta situación no puede durar mucho tiempo, el hartazgo se comienza a sentir, los desatinos de una presidencia priista corrupta y represora aumenta la inconformidad y los líderes de los partidos hoy habilitados en cargos donde pueden disponer de recursos públicos y los que cobran puntualmente su mesada están siendo severamente cuestionados, la liga se estira y amenaza con romperse, por eso es necesario tomar medidas.
Lo inmediato, una gubernatura de dos años, con la seguridad de que el PRI va a contar con el apoyo de sus aliados panistas y perredistas, y empatar la estatal del 2016 con la presidencial y ahí romper la posibilidad de una alianza entre los partidos de izquierda Morena, que ya estará muy fuerte, el PT y Movimiento Ciudadano, con el PAN, que les aseguraría un triunfo sin problemas para arrebatarle al PRI el gobierno por vez primera y tal vez para siempre, poniendo en serio riesgo la permanencia del tricolor en la Presidencia de la República.
En el 2018, cada partido fuerte andará entretenido en tratar de llevar a la Presidencia de México a su candidato; Morena jugará un papel de primer orden porque será un partido consolidado, como la izquierda que tanto anhelan los intelectuales y librepensadores mexicanos; el PAN querrá regresar a Los Pinos para, ahora sí, gobernar al país con los principios de Gómez Morín y la derecha empresarial. Los partidos chiquitos de reciente formación habrán desaparecido por inanición, su papel de atomizadores del voto de venganza contra el PRI lo habrán cumplido tal como se los pidieron y los líderes andarán por el mundo disfrutando de los beneficios que brinda la política en un país como México donde esa actividad es la más prostituida.
Quien haya confeccionado este proyecto de la gubernatura de dos años para garantizar la permanencia del PRI en el poder es un genio electoral, no importa quién llegue al poder a la de dos en 2016 o a otra de seis en 2018, lo importante para ellos es que el PRI mantenga su hegemonía.
Nadie puede negar que la política es esencialmente negociación y en ese término cabe todo, principios, valores, ética, conciencia. Lo importante, como decía Don Julio, es agarrar de pendejo al adversario, ganarle y dejarlo contento.
Despiden a 22 en la Sedarpa
A nuestro buzón llega este correo que contradice el discurso oficial en el sentido de que el gobierno del estado hace ajustes pero no tomará medidas drásticas que afecten a los trabajadores, es decir, que no habrá despidos. Sin embargo amable lector vea esto:
“Solicito sea usted tan amable de publicar la situación que vivimos trabajadores del gobierno del estado de la Secretaria de Desarrollo Rural y Pesca (Sedarpa).
“22 trabajadores tenemos dos meses sin cobrar, estamos adscritos a diferentes áreas, no somos temporales ni de honorarios, somos varios compañeros de más de diez años, somos de confianza.
“Con todo el descaro con el que le voy a explicar, se lo dijo a un servidor y dos compañeros el Secretario Ramón Ferrari Pardiño: ‘yo no tengo nada que ver en eso, es un asunto en que esas nóminas estará cobrando personal del PRI y será para apoyar a las campañas de este proceso del 2015’, y el enlace para este proceso será Elena Portilla, hija del “Auditor”, jefa de recursos humanos de Sedarpa y el presidente del PRI Alfredo Ferrari Saavedra será quien los maneje.
“Nos confirman que ya fuimos dados de baja y que el personal de PRI ya está dado de alta desde los dos meses que tenemos sin cobrar. No solo es un tema de despido injustificado sino de desvío de recursos para el tema electoral, y más proviniendo de un área tan sensible como es la Secretaría de Agricultura. Le puedo confirmar que de voz del Secretario Ramón Ferrari Pardiño, nos confesó que era para apoyar al PRI, y que el ya no tenía injerencia.
“Me pregunto ¿es para apoyar al PRI o para su familia, ya que el presidente del PRI es su sobrino?
“Solicito su publicación, ya que en el área que fuimos despedidos, ningún personal de la Sedarpa, ninguno, llegó a sustituirnos a los 22 compañeros. Solicito su intervención para que por vía de la conciliación y de preferencia se nos agilice el pago, ya que si fuimos despedidos, entonces el personal que labora en el PRI se presente a nuestros lugares a laborar”.
Reflexión
Lo que al PRI menos le conviene es que la gente salga a votar y con un buen juego de futbol tienen el suficiente estímulo para que no lo hagan. ¿Será por eso que el próximo siete de junio la selección mexicana del señor Piojo Herrera se enfrentará a la de Brasil en un encuentro amistoso? En un país tan fanatizado en el futbol con esto que les adelantamos ya valieron madre las elecciones para diputados federales; el PRI obtendrá mayoría aplastante. ¡¡¡Leerooss, leeros!!! Escríbanos a [email protected] [email protected] www.formato7.com/columnistas