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XALAPA, Ver., 8 de marzo de 2015.- El Centro de Integración Juvenil (CIJ) de Xalapa recibe en promedio a 35 mujeres enfermas de alcoholismo mensualmente y de acuerdo a las investigaciones de las autoridades de salud, las mayores de 40 años, al sentirse desplazadas de su entorno social, por los cambios físicos de su cuerpo, tienden a caer en un cuadro de depresión que, en un principio, sólo se observa como una conducta de ausencia y desinterés por la vida, pero con el tiempo desarrollan algunos trastornos emocionales que en un 80 por ciento desencadena en el suicidio.
De acuerdo con el psicólogo Sergio Mayoral Barranca, director general del Centro de Integración Juvenil en la capital del estado, la diferencia entre las adictas de entre 17 y 29 años a las de 40 a 55, es que las jóvenes se inician en esta práctica por curiosidad y modismos derivados de su entorno.
No obstante, una mujer consumidora de altas dosis de alcohol en edad madura se vuelve adicta por el vacío afectivo que vive, y considera que con la ingesta de la droga su ánimo mejora.
Sin embargo, refiere el especialista que es en este sector en el que se ha puesto una mayor atención, ya que la desintegración familiar o infidelidades de la pareja están siendo causales para que cada día sea más frecuente que las adultas se vuelvan adictas.
“Hay una mayor proporción de depresión, por todos los cambios que se generan en su vida, desde su cuerpo hasta la madurez mental, y es que la mujer después de los 40 años está siendo poco valorada para darle paso a las chicas de los 20 a 25 años”.
En tanto, dijo que la incidencia del consumo por primera vez es entre los 14 y 16 años y que los índices de mortandad se relacionan con los accidentes viales, así como a los impulsos hacia el suicidio, “y se corre el riesgo de que sufran graves daños en su organismo, pues el cuerpo aún no tiene la madurez suficiente para soportar la intoxicación de la sangre por la bebida”.
Así, el médico lamentó que el consumo de alcohol sea la primera causa del origen de los accidentes automovilísticos y la cuarta como causante de cirrosis hepática en hombres de edad totalmente productiva, además de que se encuentra en el octavo sitio como desencadenante de homicidios y lesiones autoinfringidas.
Explicó que hace algunos años era común que el sector masculino fuera quien más consumiera la droga, aunque ahora tanto mujeres como hombres beben a la par, pero son ellas quienes reaccionan con mayor impacto negativo bajos sus efectos.
“Y nadie dice que la ingesta de alcohol sea mala, lo malo son los excesos, por lo que siempre recomendamos que los hombres se tomen tres copas por ocasión y las mujeres dos por ocasión a partir de una copa más que se incremente ya tenemos una situación de riesgo y muy peligrosa”.
Las mujeres viven un doble estigma
Mayoral Barranca comentó que culturalmente, en el país el hecho de que una mujer consuma la droga las vuelve un tanto más vulnerables a abusos tanto sexuales como físicos.
“Pero de hecho clínicamente está comprobado que las mujeres deben de tomar menos porque fisiológicamente son más frágiles que un varón, tienen menos líquido en su cuerpo, también tienen una enzima en menor proporción en su aparato digestivo, que es la desoxigenada, y el alcohol se digiere en menor proporción y el daño es mayor tanto al hígado como a la intoxicación en el cerebro, por esa razón las mujeres debieran tomar en menor cantidad”.
Aseveró que en las mujeres de edad madura el consumo de la droga se convierte en una problemática asociada a situaciones de depresión, cambios hormonales y de humor, ya que en esta etapa de sus vidas emocionalmente se sienten menospreciadas y poco valoradas, sobre todo si han enfrentado una ruptura sentimental.
Y es que agregó que es alrededor de los 40 años de vida de una mujer cuando con frecuencia enfrentan la separación de conyugue con el que han compartido los últimas décadas y principalmente la experiencia de convertirse en madres.
“Esto es que lo reporta el grueso de los casos, pero hay otras circunstancias desde luego que orillan a una mujer de edad madura a iniciarse en el consumo del alcohol. Lo que sí es que a esta edad tiene más dificultades para encontrar pareja o para mantener a su pareja y estas situaciones las conflictúan emocionalmente, por lo que se refugian en la droga, como coloquialmente se dice para curar sus penas”.
Enfatizó que el alcohol en lugar de “ayudar” a la recuperación de la autoestima de la persona la deteriora, pues “es un represor del sistema nervioso, durante la resaca o la abstinencia las personas se deprimen aún más y es en ese estado donde pueden llegar a quitarse la vida o algún otro acto de imprudencia”.
Reiteró que las mujeres que trabajan muestran una mayor incidencia en cuanto a la ingesta de bebidas embriagantes; “en el caso de las mujeres jóvenes de menos de los 35 años es una problemática emergente donde actualmente llevan un consumo explosivo, es decir de más de dos copas por ocasión en una semana”.
Finalmente informó que la dependencia al alcohol es un problema crónico en conducencia de su frecuente consumo como bebedora social.