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Washington, EU, 17 de diciembre de 2014.- México está en pleno “cambio de ciclo” de consecuencias aún imprevisibles, con una “tormenta política perfecta” que ha opacado los esfuerzos reformistas del Gobierno y que está provocando una “crisis de confianza” en los políticos de la que no se libra ningún partido, afirmó Jan Martínez Ahrens, corresponsal jefe de EL PAÍS en México.
Este martes, periodistas, analistas políticos y expertos que debatieron este martes en el Centro de Estudios Estratégicos e Institucionales (CSIS) en Washington, discusión coorganizada por el diario español EL PAÍS y el Club de Prensa; allí, señalaron que por casos como Iguala, la desaceleración económica, la corrupción y la impunidad imperantes, México vive una tormenta política perfecta.
Sobre la mesa de discusión se expuso las crisis políticas, de Iguala a escándalos de corrupción, que actualmente vive el Gobierno mexicano. Pero también fueron analizados tanto la creciente interrogante económica que vive el país como la «incertidumbre» que rodea un futuro para México en el que tampoco los partidos de la oposición parecen haber sido capaces de reaccionar ni capitalizar el profundo descontento social.
El director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco, cuya organización ha sido muy dura con lo que considera una respuesta tardía del equipo de Peña Nieto a masacres como la de Iguala o la de Tlatlaya, señaló al respecto como uno de los problemas clave la falta de condenas por las desapariciones forzadas, una lacra que sufre el país desde 2006.
“La impunidad es la regla, los poderosos no pagan, no rinden cuentas en materia de derechos humanos, de corrupción”, lamentó, a la par que exigió cambios reales, “no una solución de parche”.
La gran pregunta es, coincidió la mayoría, si tanto el gobierno como la oposición serán capaces de responder a un problema “estructural” que el país arrastra desde mandatos anteriores. Y todo ello de una manera capaz de convencer a una sociedad que se siente “muy pesimista” y que ha demostrado su hartazgo con una problemática que viene de lejos, con protestas cuya principal característica, y fuerza, es su transversalidad.
“Lo que la sociedad mexicana quiere ver es algún tipo de rendición de cuentas efectivo”, señaló José Díaz Briseño, corresponsal en Washington de MundoFox.
Algo que solo ocurrirá si la sociedad mexicana sigue presionando, acotó Martínez Ahrens. “Una sociedad indignada obliga a los gobernantes a cambiar, la indignación es un motor de avance”.
Otro de los factores que podrían motivar una reforma profunda de las prácticas de la política mexicana que han derivado en la impunidad ampliamente reinante en el país ante atrocidades como Iguala es la presión internacional, empezando por el poderoso vecino de México, Estados Unidos. Washington “necesita estar metido de una manera un poco más explícita”, afirmó Carl Meacham, director del programa americano del CSIS.
“Hace falta la presión internacional, el gobierno de Peña Nieto es muy sensible a la presión internacional de EE UU, de Europa”, coincidió Vivanco, para quien la próxima cita entre Peña Nieto y el presidente Barack Obama, el 6 de enero en la Casa Blanca, constituye la plataforma perfecta para ello.
“La mala imagen que hoy tiene Peña Nieto le duele y eso hay que capitalizarlo en una presión internacional que redunde en reformas”, reclamó.
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