Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
Los diez mandamientos
Con toda la pompa y circunstancia, el Presidente de la República dio a conocer su respuesta a la crisis institucional por la falta de credibilidad y liderazgo que enfrenta el Estado mexicano, en medio del dolor colectivo, la indignación y el hartazgo social ante la crueldad y la barbarie; la circunstancia apremia; la emergencia lo amerita.
Fiel a su costumbre, Enrique Peña Nieto presento un decálogo, diez mandamientos que a decir del gobierno nos llevarán a recuperar la paz y el estado de derecho en materia de seguridad y procuración de justicia.
Sin embargo, la ruta presidencial adolece de elementos que parecían indispensables en un mensaje esperado como pocos.
No vamos a repetir los diez mandamientos oficiales, sino los diez mandamientos ciudadanos, las diez demandas planteadas ante las omisiones del discurso presidencial y cuyo incumplimiento colocan en pecado la iniciativa presidencial…
Primero: Evaluarás la urgencia del momento. Deberás plantear acciones inmediatas para responder de golpe, y no precisamente a mediano y largo plazos, a los agravios que mantienen al país en un grito…
Segundo: Serás compasivo. Eso significa ponerte en los zapatos de tus semejantes, entender los motivos de su hartazgo y actuar en consecuencia…
Tercero: Terminarás con la impunidad, venga de donde venga. Perseguirás cuanto antes conductas ilícitas; investigarás y someterás a los funcionarios delincuentes a los designios de las leyes.
Cuarto: Serás humilde. Reconocerás tus errores y no escatimarás esfuerzos para repararlos. Reconocerás que parte del problema está en tí…
Quinto: Predicarás con el ejemplo. Te aplicarás a tí, a tus subordinados y a todos tus semejantes, las más rígida práctica de transparencia… no basta con revelar tus bienes; deberás dar a conocer también los de tu cónyuge.
Sexto: Serás solidario. Te sacrificarás para terminar con el sufrimiento de quienes resulten victimas del abuso…
Séptimo: No otorgarás privilegios. Llevarás los cambios a sus últimas consecuencias. No basta con eliminar a las policías municipales; debes promover y procurar cambios en toda la cadena de justicia, empezando por los ministerios públicos y terminando con ministros y magistrados del Poder Judicial.
Octavo: Serás justo pero implacable. Castigarás a los delincuentes, protegerás a los inocentes y fulminarás a todo aquel que abuse de su cargo y su fuero.
Noveno: Limpiarás las cloacas. Fumigarás el sistema carcelario. Evitarás la corrupción; acabarás con el refugio que los capos encuentran en reclusorios y penitenciarías.
Décimo: No engañarás. No generarás falsas expectativas, no venderás viejas ideas como novedosos proyectos. No simularás como lo hiciste en el pasado con promesas incumplidas e iniciativas congeladas.
Siguiendo estos diez mandamientos ciudadanos en contrapropuesta al decálogo presidencial, el Presidente de la República, su equipo y toda la clase política logrará recuperar la credibilidad y ganar la confianza de la sociedad agraviada.
EL MONJE LOCO: No es mala idea reclamar a todos los funcionarios públicos imitar al Presidente y exponer públicamente su declaración de bienes… y también sus comprobantes de pago de impuestos… a transparencia, transparencia y media, ¿o qué no? PUNTO FINAL: Del tamaño del sapo –y del miedo– fue la pedrada; gigante pararrayos en medio de la tormenta… pero falta.
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