Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
Burocratismo, la lápida del Registro Público de la Propiedad
Tan gris y vetusta en su funcionamiento, como quien la dirige, es la Oficina del Registro Público de la Propiedad en Veracruz. Sólo basta intentar hacer un trámite ante esta para constatarlo.
Si bien se trata de una importante área de la Secretaría de Gobierno, pues es la institución encargada de la función registral, a través de la cual el Estado da publicidad a los actos y hechos jurídicos que la requieran para surtir efectos ante terceros, la burocracia y la corrupción la están ahogando.
Quien es el responsable, Raúl Ramos Vicarte, poco parece importarte, pues más que un genuino interés por dar resultados, está ahí porque prefiere eso que seguir en fría banca de la política donde estuvo varios años.
Las oficinas lucen sucias y descuidadas, alejadas de la modernización. 20, 30, 40 días para hacer un trámite, muy diferente si es usted un abogado al servicio de una notaria, o le añade 200 pesitos al clip de expediente, para convertirlo en trámite urgente.
Las secretarias platicando entre ellas aunque esté la fila, las sillas y mesas para consulta, viejas, rotas, hacinadas, el trato descortés, de hartazgo por estar encerrados quien sabe cuántas horas ahí y el director, brilla por su ausencia.
En 2008, cuando se expidió la Ley del Registro Público de la Propiedad del Estado de Veracruz, se estipuló, entre otras cuestiones, la utilización del Folio Electrónico:, es decir, la generación de un expediente electrónico y digital en el que se practican los asientos registrales, y que contiene toda la información registral referida a un mismo inmueble, mueble, persona jurídica, y demás documentos susceptibles de inscripción, considerados cada uno de éstos como unidad básica registral con historial jurídico propio.
Si le pregunta usted a Ramos Vicarte cuántos son los registros a digitalizar, de qué año datan los más antiguos, no lo sabe, nunca lo sabe, aunque sea esa su chamba.
Entre tan sólo al portal de Internet y compárelo con el Distrito Federal, por ejemplo, en donde para transparentar la función, aparece la actualización de las nuevas tarifas, le evitan las 3 o 4 vueltas que los empleados de Ramos Vicarte le obligan a través del envío de constancias y folios vía electrónica, puede obtener sus citas vía electrónica y hasta realizar consultas al archivo de notarías.
Incluso, hasta un área de atención empresarial tiene el Registro en el DF y la consulta de imágenes de documentos expedidos. Y eso que son más en población que en nuestro estado. La diferencia entonces radica en el interés que le pone cada titular.
Más le vale a Raúl Ramos dejarse de lamentar por ya no ser diputado o presidente municipal y ponerse a trabajar, pues en cualquier momento, con tan pobres resultados, cualquier novato abogado bien lo podría relevar.
@YamiriRodríguez