David Colmenares Páramo/Día mundial de la información para el desarrollo
Campo, rezago y falta de competitividad
En el pasado quedaron los tiempos en que el tema del campo mexicano se concentraba exclusivamente en la tenencia de la tierra y el régimen de propiedad; desde hace cuatro sexenios, cuando gobernaba Carlos Salinas de Gortari, se concluyó el reparto agrario en México y se dio prioridad, al menos en el papel, a la inversión y a los proyectos productivos.
Este lunes 11 de agosto fueron promulgadas por el presidente Enrique Peña Nieto las leyes secundarias de la Reforma Energética y se espera que en septiembre comience el debate con relación a la reforma al campo.
Es un compromiso al que el ejecutivo federal se refirió el pasado 6 de enero, en el marco del 99 aniversario de la promulgación de la Ley Agraria en Veracruz, donde Peña Nieto anunció que este año se concretaría la reforma al campo mexicano, que tendría como metas la justicia social en el medio rural, la productividad, la rentabilidad, la inversión en ciencia y tecnología, y, sobre todo, la seguridad alimentaria, que es condición para la soberanía y la estabilidad social.
No sólo eso; el mandatario mexicano anunció para este año una inversión a dicho sector de 338 mil millones de pesos, de los cuales 83 mil millones corresponden a la Secretaría de Agricultura del gobierno federal.
El problema es que el campo sigue empobrecido, es poco rentable y no produce los alimentos que la población mexicana requiere. Hay rezago y prevalece la falta de competitividad.
De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, ningún país debe importar más del 25 por ciento de los alimentos que su población consume.
Sin embargo, en nuestro país las importaciones llegan al 43 por ciento, cifra que habla de una grave dependencia agroalimentaria.
En los últimos 30 años, las exportaciones agropecuarias se han triplicado y hay un decremento importante en las exportaciones de productos como algodón, café y tabaco.
Ayer platicamos con Roberto Álvarez Salgado, actual director de gobernación en Veracruz, quien tuviera un paso de dos décadas en la Liga de Comunidades Agrarias, agrupación que encabezó durante el sexenio de Patricio Chirinos Calero; dijo, en resumen, que los retos del sector agropecuario nacional pasan por la eficiencia, la efectividad y la transparencia en el gasto en desarrollo rural, porque de nada sirve destinar recursos al sector si éstos se quedan en la burocracia. Mención aparte –dijo– merecen el fomento a la investigación, la transferencia de tecnología, el crédito para productores, el uso del agua y sistemas de riego y, sobre todo, el aumento a la competitividad.
Recordó que en la década de 1990, Veracruz tenía más conflictos agrarios que cualquier otra entidad de la República, había más de mil problemas en los 3 mil 480 ejidos y bienes comunales del estado, por lo que el esfuerzo se concentró en la solución a las demandas agrarias.
Los tiempos, las necesidades y la realidad del campo, señala Roberto Álvarez, han cambiado y hoy el tema de la reforma para la transformación del campo debe concentrarse en el financiamiento, la tecnificación y la competitividad.
En abril de este año se instaló la Comisión Permanente para la Reforma al Campo, integrada por legisladores, gobiernos estatales, académicos y organizaciones campesinas; se espera ahora que en un mes comience el debate alrededor de un tema que debe considerarse como estratégico para el desarrollo nacional. @luisromero85