Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
Compensaciones y bonos municipales
La noticia surge en Martínez de la Torre y fue cubierta por algunos medios informativos locales, como las estaciones de radio del Grupo MS y la publicación que edita cada semana: los ediles de ese ayuntamiento determinaron, a siete meses del inicio de la administración de Rolando Olivares Ahumada, autorizarse un bono de productividad.
Un millón y medio de pesos del erario público será repartido entre los siete ediles; esto es, más de 200 mil pesos, 3 meses de salario para cada uno, como pago a su “esfuerzo”. Alcalde, síndico y regidores cobrarán, cada año, el equivalente a 18 meses de salario, dado que el aguinaldo representa otros tres meses.
El regidor Antonio Romano, del Partido Cardenista, intenta explicar que no se debió a una decisión del actual ayuntamiento, sino que los recursos ya estaban etiquetados y corresponden a una partida autorizada por anteriores gobiernos locales; sin embargo, ni uno de los actuales ediles rechazó el dinero, todos estiraron la mano para recibir esa jugosa compensación extraordinaria.
De inmediato hubo reacciones de rechazo por parte de una sociedad cansada del abuso y del ejercicio discrecional de los recursos públicos, porque diera la impresión de que los nuevos funcionarios municipales ven al presupuesto como un botín y no como la oportunidad para resolver problemas.
El primer contacto de la gente con una forma de gobierno es precisamente el Ayuntamiento, donde se resuelven, en teoría, los problemas de barrios, colonias y comunidades. Sin embargo, los gobiernos locales no reciben recursos suficientes para atender las necesidades de su población. Si a eso le sumamos el hecho de que el poco dinero disponible se usan para cubrir prebendas y canonjías, el escenario se complica.
Lo malo es que muchas veces, los ayuntamientos son integrados por ediles y funcionarios con poca preparación, en muchos casos semianalfabetas y, lo que es peor, voraces. En el caso de Martínez de la Torre, el tema no pasa por la ignorancia porque el alcalde cuenta con estudios superiores.
Sin embargo, hay decenas de municipios veracruzanos donde los ediles se caracterizan por la falta de preparación y capacidad para gobernar, para cumplir las leyes y para plantear programas de gobierno; eso los vuelve presas fáciles de quienes buscan convertir en botín los presupuestos municipales.
Bárbara Botello, quien preside la Confederación Nacional de Municipios de México, planteó que dos de cada diez ediles en nuestro país no saben leer ni escribir y, por tanto, no están capacitados para desempeñar ese cargo.
El más reciente estudio sobre el tema fue realizado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Inegi, en 2011; ese año, de los 2 mil 401 presidentes municipales del país, 480 eran analfabetas; 369 contaban con primaria terminada; 264 con secundaria; 103 con carrera técnica; 201 con preparatoria; 971 con estudios superiores; 95 con maestría; y 29 con doctorado.
Eso es en cuanto a la escolaridad, preparación y capacitación de los presidentes municipales de México; desafortunadamente el que un alcalde cuente con estudios superiores –está visto– no es garantía ni de un ejercicio aseado de los recursos, ni de un cuidado en la correcta aplicación de los mismos. @luisromero85