Raúl López Gómez/Cosmovisión
Salud y expectativa de vida
El sistema de seguridad social en México presentará, de acuerdo con las tendencias de los últimos 50 años, graves problemas de viabilidad porque la población envejece y la edad jubilatoria disminuye de manera considerable. Ello trae como consecuencia que se destine un mayor gasto a la atención de las enfermedades propias de una población cada vez más vieja.
Otro factor que influye en la necesidad de asignar mayores recursos a la salud es la atención de las personas con problemas de sobrepeso y obesidad; nuestro país ocupa el primer lugar mundial en casos de obesidad y diabetes infantil y a este paso, el porcentaje del producto interno bruto que se destinará a estos problemas será cada vez mayor.
La esperanza de vida en México pasó de 64 años en 1975 a más de 75 en la actualidad. Para 2050 llegará a los 80 años, de acuerdo con un estudio del Consejo Nacional de Población. Por otro lado, la edad jubilatoria promedio pasó de 61.9 a 55 años.
En 1975 fue creado nuestro sistema de pensiones pensando que un jubilado disfrutaría menos de 3 años de esa condición; hoy, una persona que se jubila mantiene ese status por 19 años, lo cual implica un mayor gasto por parte del estado.
Por si fuera poco, hace 30 años, por cada pensionado o jubilado había 20 trabajadores en activo; hoy, 5.2 trabajadores están activos por cada jubilado, lo cual nos habla ya de un serio problema porque los recursos que genera la clase obrero-patronal, sumados al gasto que destina el gobierno, resultarán insuficientes.
La tendencia es irreversible y se estima que las gráficas de la pirámide de población de México dejarán de ser un triángulo para convertirse en rectángulo, por el gran porcentaje de personas mayores. Si uno se detiene a analizar las estadísticas de fecundidad y mortalidad, resulta muy fácil prever que dicha gráfica se reduzca en su base y que las generaciones nacidas entre 1960 y 1970 –etapa que se caracterizó en nuestro país por la explosión demográfica- engrosen la parte superior y conviertan a México en un país de viejos.
Hasta hace una década, la estadística nacional registraba que los adultos mayores representaban el 7 por ciento de la población. Esa cifra llegará al 12.5 por ciento dentro de 10 años y para 2050 alcanzará el 28 por ciento.
Si bien se trata de un logro importante en materia de salud; el dato llama la atención y debe ser un indicador para las autoridades, que enfrentan el reto de preparar profesionales en la atención de las enfermedades de la vejez. Y es que actualmente no existen en el país suficientes médicos especializados en geriatría y gerontología.
Las instituciones de salud han realizado esfuerzos considerables en ello, capacitando en atención a la tercera edad a médicos, enfermeros y trabajadores sociales. Sin embargo, son medidas insuficientes si se considera la magnitud del problema y la inversión pública que se requiere. @luisromero85