La despolitización del pueblo y sus nefastas consecuencias
En la sociedad actual la producción de bienes materiales no tiene como objetivo resolver las necesidades de toda la población, sino fundamentalmente obtener ganancias. Lo que mueve a los dueños de los medios de producción es el negocio, sin importar las consecuencias negativas que pueden acarrear sobre el resto de la población e incluso sobre el planeta entero. Esta actitud conlleva consecuencias lamentables, como son las crisis de sobreproducción, el despido de trabajadores de sus centros de trabajo y, en el caso particular de las empresas desarrolladoras de vivienda, a la pérdida de los enseres domésticos, destrucción de casas y en ocasiones hasta de vidas humanas.
Ejemplos de estos últimos existen muchos, basta recordar lo sucedido en la ciudad de Acapulco, cuando el año pasado fueron destruidas miles de casas debido a que empresas desarrolladoras de vivienda del estado de Guerrero rellenaron los cauces naturales de los arroyos para construir fraccionamientos sobre ellos, fraccionamientos que fueron destruidos por las torrenciales lluvias de los huracanes Manuel e Ingrid, o lo que sucede año con año en el fraccionamiento Floresta en el Puerto de Veracruz, que nunca se salva de las inundaciones. Las aguas siempre recuperan su cauce, de tal manera que quienes construyen sobre los afluentes de los ríos están cometiendo una acción irresponsable, ilegal e incluso pudiéramos llamarle criminal.
En este contexto, lo que está haciendo la empresa Desarrolladora Carpín S.A de C. V, en la Reserva Territorial Santa Bárbara de la ciudad de Xalapa, con la construcción de las Villas Olímpicas para los Juegos Centroamericanos y del Caribe no se puede calificar de otra manera. Está violando la Ley Federal de Aguas, al no respetar los metros establecidos como zona federal del arroyo que cruza por esa zona; viola las normas de protección civil, pues en su afán de agrandar el terreno para construir más casas, está poniendo en riesgo la vida de los vecinos que viven ya en la zona e incluso el de las familias que habitarán las famosas villas. Éstas serán utilizadas cuando mucho 15 días por los deportistas que asistirán a los Centroamericanos, pues al día de hoy la inmensa mayoría de ellas están vendidas a particulares, que las están comprando y serán los que las habiten realmente pasados dichos encuentros.
Para pisotear las leyes como lo está haciendo Casas Carpín, cuenta con el respaldo, la complacencia y hasta con la complicidad de los funcionarios encargados de vigilar que dichas leyes se respeten. De otra manera, no se explicaría que esta empresa no se ajuste a las normas establecidas y no esté cumpliendo lo convenido con los representantes de los vecinos en una minuta firmada en la Subsecretaría de Gobierno, el pasado 19 de mayo, en la que se acordó respetaría la zona federal del arroyo, lo que implica retirar miles de metros cúbicos de relleno, así como reparar los daños causados a las vialidades de la zona.
Después de firmada la minuta aparentó cumplir los acuerdos, pero al pasar los días, se ha olvidado de ellos y se ha clavado en la construcción de más casas, pues éstas son el verdadero negocio, es decir, lo que le interesa. Todo esto, a pesar de que el muro que habían construido para retener la tierra que les permitiría agrandar terreno y adueñarse de cientos de metros cuadrados más ya se derrumbó y de que los riesgos para los vecinos están latentes.
La voracidad por la ganancia de esta constructora y la corrupción de algunos funcionarios públicos, como ha sucedido siempre, son la causa de que Liliana González Morales echara encima el carro a los inconformes que se manifestaron sobre Arco Sur el pasado 14 de mayo. Habría que preguntarse qué hacían desde muy temprano de ese día funcionarios municipales y estatales, encabezados por el Director Municipal de Gobernación, Lic. Mauro Solano Lozano, en los alrededores del Tecnológico de Xalapa y a qué se debe que estuviesen muy vigilantes de todo lo que sucedía en la zona.
Los que dijeron que Liliana González actuó de la forma en que lo hizo se debe al hartazgo de la ciudadanía por las movilizaciones ciudadanas, mienten. Deberían hacer una encuesta y se darían cuenta, que lo que verdaderamente tiene harta a la ciudadanía de Veracruz, y en particular a la de Xalapa, es la actitud de los funcionarios corruptos que se prestan a este tipo de negocios, como el de Casas Carpín y que además, no resuelven los problemas ciudadanos. Si no lo creen, el tiempo lo dirá.