Andi Uriel Hernández Sánchez/Contrastes
Espántame panteón
Jesús Zambrano cumplió en Washington la misión a que obliga su credo político: “espantar” la codicia de inversionistas y empresarios gringos ante la inminente reforma energética.
El líder nacional del PRD se presentó en el Centro Woodrow Wilson –nido de estrategas del gobierno gringo– con la maleta repleta de recomendaciones, advertencias… y amenazas.
Ante una élite de académicos, empresarios, legisladores, representantes del gobierno norteamericano, y funcionarios de organismos globales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, disparó las alarmas de incendio. Advirtió la fragilidad legal de la reforma energética que fragua en el Senado y habló de los endebles acuerdos entre PRI y PAN los cuales –dijo– terminarán por desplomarse cuando el pueblo exprese su rechazo a la reforma mediante la Consulta Ciudadana.
Para meterle más ruido al chicharrón, el líder perredista pintó un escenario catastrófico: lanzó veladas amenazas sobre el despertar del México bronco; pronosticó que los procesos de expropiación de terrenos para la explotación de gas podrían desatar algo menos que una revolución; anunció protestas, marchas, movilizaciones y plantones seguidos de actos de desobediencia civil que pondrán al país de cabeza… y alertó el peligro que correrá la inversión extranjera al asentarse en un verdadero polvorín…
Hasta ahí todo iba de acuerdo al guión. Mal haría Zambrano en no agotar hasta el último recurso para evitar que la reforma energética se ponga en práctica… pero en el camino el perredista se llevó entre las patas al embajador mexicano en Estados Unidos quien hubo de recibir como rey –cena de lujo incluida– a quien va a Estados Unidos a poner en duda la veracidad de la información oficial.
Eduardo Medina Mora debió tragarse el sapo y plantar sonrisa al distinguido visitante a sabiendas de que su presencia en Washington tenía por objetivo boicotear la propuesta energética del Presidente de República.
Nobleza obliga y diplomacia más. Medina Mora será empleado de su jefe, pero también es representante del Estado mexicano. Su posición es delicada. Fue nombrado por el Ejecutivo pero necesitó la ratificación del Senado para ocupar el cargo más importante en el servicio exterior, solo por debajo del secretario de Relaciones.
Medina Mora –aunque quisiera– no podía aventarse el tiro de desairar y menos contradecir al líder de una de las tres principales fuerzas políticas del país.
Zambrano no puede ser considerado un enemigo de la patria por ir a plantear su verdad política… ni Medina Mora un desleal por abrirle la embajada a ese huésped tan “distinguido”. Zambrano es un guerrillero audaz de la política y Medina Mora queda en un dilema frente al Gobierno al cual representa… más allá de la imagen de apertura democrática que se quiera mostrar ante los “vecinos distantes”.
Curioso: Hace algunos años, cuando Jesús Zambrano era miembro de la guerrilla armada no hubiera podido entrar a Estados Unidos… pero los tiempos cambian, y las personas más.
GOLAZO: Nada se pudo hacer para contrarrestar el golpe mediático del Encuentro Nacional de Autodefensas en el Polyforum Cultural Siqueiros; el Comisionado Federal Alfredo Castillo optó por evadir el tema. El temor en el Gobierno Federal es el crecimiento de un movimiento paralelo que supere los logros de la Fuerza Rural michoacana. La reunión de personajes como el senador panista Ernesto Ruffo, el padre Alejandro Solalinde –heroico defensor de los derechos de los migrantes– y el bravo obispo Raúl Vera de Saltillo, sin duda refuerza los liderazgos de José Manuel Mireles e Hipólito Mora en el movimiento #TodosSomosAutodefensas. Ni modo.
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