Gabriel García-Márquez/Sentudo común
Difiero de Videgaray
El viernes pasado solamente se oficializó lo que millones de mexicanos vemos día con día: México no está creciendo económicamente.
El encargado de “ajustar” ese crecimiento fue nuestro paisano Fernando Aportela Rodríguez, Subsecretario de Hacienda, quien recortó el dato pronosticado para este año de 3.9 por ciento a 2.7 por ciento.
Desde luego que el ajuste fue con base en los datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), ya que mostraron que sólo hubo un avance en la economía de 1.8 durante los meses de enero a marzo de 2014.
No podía faltar la explicación o más bien justificación de Luis Videgaray al establecer tres puntos importantes por los que la economía no creció.
El primero suena lógico: nuestro crecimiento dependerá del crecimiento de Estados Unidos. Si nuestro vecino país del norte no crece, pues nosotros menos. Otro aspecto es la producción de Pemex, ya que produjo menos barriles de los que tenía estipulado. Motivo lógico también si consideramos que los nuevos impuestos creados e incrementados son para sustituir esos ingresos que Pemex ya no aportará (amén de lo que tiene planeado la Reforma Energética y sus inversiones de capital privado).
En el tercer punto concuerdo a medias, ya que Videgaray menciona que la falta de crecimiento se debió a la desaceleración del consumo de alimentos con alto contenido calórico como las bebidas azucaradas, es decir, al Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS).
Coincido en que muchos ciudadanos consumen menos productos con IEPS, porque ya no les alcanza para comprarlos, aunque realmente los que aún tienen poder adquisitivo los siguen comprando, sin tomar en cuenta el nuevo impuesto.
Desde mi punto de vista, México no obtuvo el crecimiento esperado por las fallas en la aplicación de la Nueva Reforma Fiscal. Ejemplos hay muchos: Se sustituyó el Régimen de Pequeños Contribuyentes (Repecos) e Intermedio por el Nuevo Régimen de Incorporación Fiscal (RIF), en el lapso de transformación, muchos contribuyentes optaron por darse de baja y cerrar actividades.
Los Repecos eran considerados como la cuota bimestral fija segura; es decir, cada contribuyente de este tipo al menos aportaba ciento sesenta y un pesos cada dos meses ¿Cuánto perdió el erario al no recaudar esos millones de pesos y otorgar beneficios fiscales de condonación al cien por ciento de impuestos?
Créame que a pesar de que grandes empresas deberían pagar impuestos altos, Hacienda no obtiene gran recaudación de su parte, ya que algunos operan con pérdidas, solicitan devoluciones de impuestos o peor aún, no pagan el tributo que les corresponde.
Y por si algo faltara, el sistema electrónico que utiliza el Servicio de Administración Tributaria (SAT) para el régimen de Incorporación, todavía no está terminado. ¡Y eso que ya vamos para medio año! No, pues así ¡cómo vamos a crecer! ¡Ni yendo a bailar a Chalma!
Aunque sí reconozco que ante la falta de crecimiento, Hacienda está tomando otras medidas para “incentivar” a los contribuyentes a que dejen la informalidad que, según el Inegi, son el 58.8 por ciento de la Población Económicamente Activa, y de esa manera empezar a crecer.
Dentro de esos estímulos tenemos subsidios a las cuotas obrero-patronales desde el 50 por ciento hasta el 10 por ciento.
No sé si el gobierno esté desesperado pero soltará recursos a través del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem) para que los contribuyentes que estén registrados en RIF obtengan recursos hasta de 18 mil pesos en especie, consistentes en una tablet, un lector óptico, una mini-impresora y un cajón, así como la asesoría técnica y fiscal por un año.
¡No que no Chato! dijera Cantinflas, pues el asunto es crecer y ya no hacer el ridículo ajustando cifras y más cifras cada rato.
Email: [email protected]