No pasa nada
Hace algunos días, un compañero de trabajo me comentó que en estos tiempos la política y el amor se parecen mucho: están infestados de mentiras, promesas y traiciones. No quise, la verdad, polemizar, pero él siguió su arenga diciendo que incluso están llenos de lugares comunes, de clichés, de simulaciones y falsedades. Vaya, había mi cuate amanecido con aires de filósofo y hasta de poeta, porque al final me recitó unos versos que no recuerdo. Quizás tenga razón, sobre todo en un mundo en descomposición donde nos vale madres todo y lo que menos importa es, precisamente, el amor. Es más, ¿qué chingaos es eso? En fin, que la mula no era arisca, la hicieron a palos.
Por lo demás, no hay que ser alarmistas, pero dicen que el apocalipsis ya llegó, ya llegó, como Sergio el bailador. En un artículo publicado en
www.sinembargo.com, se dice que más de 300 científicos del país del norte realizaron estudios y concluyeron que “el cambio climático, que una vez se consideró un problema propio de un futuro distante, se ha mudado firmemente al presente”.
Los científicos desechan “el lugar común de que el cambio climático afecta sólo a los glaciares o a los osos polares, al asegurar que sus efectos se sienten ya en todos los rincones de EE.UU., a través de olas de calor cada vez más frecuentes, incendios más graves, lluvias torrenciales y sequías cada vez más extremas”. ¿A poco? Pero en México no pasa nada.
Para el director de la organización ecológica “Sierra Club”, Michael Brune, “las amenazas climáticas contra la salud pública, nuestras comunidades y la economía se van a disparar si no actuamos. No sólo es una obligación actuar ahora por las futuras generaciones, es también una enorme oportunidad económica. Dejando los combustibles fósiles en el subsuelo y continuando la transición hacia la energía limpia, como la solar y la eólica, podemos crear buenos empleos”. Ta güeno, pero ¿en verdad actuaremos? Bueno, en México eso nos prometieron, así que no cunda el pánico. ¡Síganme los buenos!
Los días y los temas
Incansable, la diputada Gladys Merlín Castro. Asiste a las sesiones, presenta iniciativas, participa en las reuniones de las Comisiones que forma parte, gestiona apoyos, va a su Distrito y los entrega en las diversas comunidades y colonias, escucha las peticiones y reclamos, hace todo lo que está a su alcance para darles respuestas concretas. Vaya, como ella misma lo afirma, es una mujer de palabra, comprometida, que siempre apoya y es portavoz de sus representados. Por eso es muy querida en su Distrito. Ni hablar, trabajo mata cizaña.
Y no contenta, en la comparecencia del titular de la SIOP, Gerardo Buganza, solicitó se haga justicia y se aclare los recursos aplicados en la construcción del Túnel Sumergido de Coatzacoalcos, para dar cuentas claras a Veracruz. Con firmeza, puntualizó que es importante que se establezcan las líneas y acciones necesarias para su conclusión, apegadas a las leyes federales y estatales correspondientes. Ahí nomás.
En estos tiempos se ve más la maldad que la generosidad. Lo comento porque hace unos días presencié, en los pasillos del Palacio Legislativo, que el diputado Jesús Vázquez González saludó a un grupo de alumnas de la primaria “Carlos A. Carrillo” de Xalapa, acompañados de sus padres, y sin que ellos lo pidieran (esto es lo importante), les aseguró darles una lanita para su viaje a la ciudad de Chihuahua donde participarán en el Festival Nacional de Volibol “Alejandro Salinas”. Si así fuéramos todos, en otro México viviríamos. Claro, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha.
Por lo pronto ahí se ven.