Andi Uriel Hernández Sánchez/Contrastes
FLOJITOS Y COOPERANDO
En Veracruz ha habido, en distintos sexenios, pleitos memorables entre gobernadores y alcaldes.
Uno de ellos que aún se recuerda en la capital veracruzana es el que protagonizaron desde diciembre de 1980 el gobernador Agustín Acosta Lagunes y el munícipe xalapeño Carlos Padilla Becerra, ambos militantes del mismo partido: el PRI.
Padilla, actual presidente del Comité Olímpico Mexicano, terminó por solicitar licencia al Congreso local y exiliarse en la ciudad de México. Su caso, por cierto, fue valientemente defendido por un joven diputado local priista llamado Miguel Ángel Yunes Linares, quien a punto estuvo de ganarle la partida al líder de su propia bancada tricolor, Ignacio González Rebolledo.
A mediados del año 2000, el gobernador Miguel Alemán Velasco se confrontó con Rafael Hernández Villalpando en parte por las intrigas de algunos intolerantes funcionarios estatales así como por el estilo rijoso del ex rector de la Universidad Veracruzana que en 1997 había ganado la alcaldía de Xalapa como candidato de la alianza de facto entre PRD y Convergencia, el instituto naranja del ex gobernador Dante Delgado que por ese entonces aún no obtenía su registro legal como partido político nacional.
La causa que detonó el pleito, el cual desembocó en el desafuero del alcalde capitalino tras ser acusado y procesado por el delito de ¡bigamia!, fue el de la basura. Al serle bloqueado el acceso al tiradero de El Atorón, en la carretera antigua a Coatepec, Hernández Villalpando amenazó y cumplió con mandar a tirar frente a Palacio de Gobierno un camión repleto de desechos sólidos.
Ante su inminente desafuero, el atravesado alcalde todavía cometió el error de desatar una campaña negra contra la esposa del gobernador, doña Christiane Magnani de Alemán.
El munícipe bígamo, para evadir la orden de aprehensión, tuvo que darse a la fuga en cuanto se enteró que el Congreso local estaba por determinar quitarle el fuero para que enfrentara el proceso penal que se le había abierto.
Ahora están queriendo confrontar al gobernador Javier Duarte de Ochoa con el presidente municipal de Boca del Río, el panista Miguel Ángel Yunes Márquez, por la disputa del servicio de tránsito y vialidad que constitucionalmente le compete al ayuntamiento.
Pero para armar un pleito se necesitan dos. Ya sabrá el gobernante priista si decide dilapidar su capital político en una estéril confrontación política y legal con el primogénito de Yunes Linares, su adversario en la elección de 2010 por la gubernatura.
Y es que ayer el senador Fernando Yunes Márquez, hermano del munícipe boqueño, declaró que si es necesario recurrirán a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para obligar al gobierno del estado que le transfiera este servicio a la autoridad municipal.
Seguramente quienes azuzan al jefe del Ejecutivo estatal ignoran que ya existe jurisprudencia al respecto y que quien jurídicamente llevaría todas las de ganar es el ayuntamiento panista.
En su administración municipal, Reynaldo Escobar Pérez, quien en 2000 ganó la alcaldía de Xalapa como candidato de un frente electoral encabezado por Convergencia, también promovió un recurso de inconstitucionalidad en contra del gobernador Alemán Velasco precisamente para que el régimen del priista transfiriera al ayuntamiento capitalino el servicio de tránsito.
No fue fácil, pero finalmente Escobar Pérez lo consiguió, no obstante que se había declarado el alcalde “más alemanista” de Veracruz y que en la sucesión estatal de 2004 terminó apoyando la campaña del candidato del PRI Fidel Herrera Beltrán, quien al tomar posesión de la gubernatura lo designó secretario general de Gobierno.
Uno de los que seguramente pueden mediar para darle carpetazo de una buena vez a este conflicto es el flamante secretario de Desarrollo Social del estado, Jorge Carvallo Delfín, quien el 31 de diciembre de 2013 asistió como representante personal del gobernador a la ceremonia de toma de posesión de Yunes Márquez como presidente municipal de Boca del Río, y dos años antes, a finales de 2011, consiguió acercar con Javier Duarte al ahora senador Fernando Yunes, su ex compañero de curul en la LXII Legislatura local, así como al jefe de ese clan yunista.
Bueno, dicen que es tanta la cercanía con esa satanizada familia que ahora Carvallo Delfín sería el principal promotor del sobrino de Yunes Linares, Eduardo Vega Yunes, para la diputación federal de 2015 por el distrito de Xalapa-Rural. ¿O a poco el ex secretario particular de Herrera Beltrán y de Duarte de Ochoa sólo busca quedar bien con Carla Vega, la guapa hermana del coordinador estatal de las Juntas de Mejoras?