Ricardo Alemán/Itinerario político
Línea Adorada
Si en los tiempos idos de la realidad en blanco y negro la ilusión viajaba en el tranvía de Luis Buñuel, hoy la grilla viaja –de pie– en un tren dorado intenso.
El desastre de la Línea 12 del Metro –“la Línea Adorada” del Bicentenario– tiene dos caras: una, la del fracaso, la ineptitud y la corrupción; la otra, es “dorada” oportunidad para no pocos perredistas deseosos de sacudirse a un adversario incómodo… cuyo nombre comienza con Marcelo y acaba con Ebrard.
Me explico…
Nada mejor para bajarle los humos a un soberbio aspirante a dirigir el PRD que la furia desatada de 450 mil usuarios directos –y millones de indirectos– todos ciudadanos afectados por el pago de 26 mil millones de pesos –48 por ciento arriba del costo original– por una mega obra de 26 kilómetros de longitud –con 20 estaciones– prácticamente inservible.
Desde julio de 2013, la Línea Dorada presentó problemas derivados del desgaste de las vías… y fue sometida a constantes operaciones de mantenimiento hasta anunciarse su cierre parcial para evitar el peligro del descarrilamiento, que en sentido figurado, de todos modos ocurrió para desgracia de Ebrard.
Con el proceso perredista de elección interna en marcha, a nadie disgusta debilitar a una de las figuras aparentemente más influyentes. El escándalo de la Línea 12 convierte a Marcelo Ebrard en el blanco favorito.
Al ex Jefe de Gobierno se le acabaron los amigos en el Palacio del Ayuntamiento. A nadie extraña la contundente declaración de Miguel Ángel Mancera: “la Línea 12 fallaba desde el día de su inauguración”. En otras palabras, la culpa de todo la tiene el gobierno anterior; la obra fue de Marcelo y él –sólo él– es el primero y el último responsable del desastre.
Queda claro: Mancera no meterá las manos al fuego por su antecesor.
Habrá batalla en la Asamblea Legislativa; una Comisión Investigadora del escándalo quedará conformada este martes. ¿Los trabajos arrojarán los mismos resultados de otras comisiones integradas en los congresos locales y federal, es decir, llegará a ninguna parte?. Ya veremos.
El otro bando beneficiado con la crucifixión de Ebrard es el de Los Chuchos. Hasta hoy, nadie cercano a la presidencia perredista ha dicho ni pío. Zambrano, Ortega y Carlos Navarrete disfrutan la metralla… se han colocado en primera fila, ansiosos de presenciar otra debacle.
Si las cosas siguen como hasta ahora, Marcelo Ebrard quedará apestado; perderá popularidad e influencia… y en el corto plazo, podría dejar de ser un peligro para Nueva Izquierda –ahora sólo amenazada por el Ingeniero Cárdenas–.
Ebrard gesticula porque sufre las consecuencias de no haber integrado durante su administración un capital propio y una red sólida de lealtades.
En este momento, Marcelo está al borde de pasar como un cadáver al panteón de la política… sin posibilidad de resucitar. Según el semanario Desde la Fe, –órgano de propaganda de la Arquidiócesis– Ebrard sucumbió envenenado por su demagogia perversa envuelta en el celofán de la soberbia.
PREGUNTA PARA MARCELO: El “(d)efecto mariposa –Monarca–” también es pasajero de la “Línea Adorada”?
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