Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
Los maderos de San PAN
Gustavo Madero tiene todo para lograr la reelección en la presidencia de Acción Nacional… y su partido, una oportunidad inigualable para renacer de sus cenizas.
En el PAN urge una renovación para recuperar el voto de la ciudadanía, ser referente en la vida pública del país, contrapeso real, un partido competitivo… ¿y volver a ganar las elecciones?
Para eso, bastaría con algo tremendamente complicado: unificarse.
Mucho se ha dicho de cómo los panistas se volvieron imitadores del Partido Revolucionario Institucional. Si eso es cierto, la unificación debe llegar inmediatamente después de la elección de la dirigencia… como hizo el PRI tras la ruptura en tiempos del cólera madracista.
Si Madero llega a la contienda con la flor del perdón en las manos, podrá mover sus piezas en las cámaras legislativas de manera inteligente, rescatar a quienes quieran trabajar con él y cerrarle el paso a su mejor adversario: el ex presidente Felipe Calderón, cuya esposa –Margarita Zavala–, y su operador de confianza –Max Cortázar– acaban de firmar sendos artículos como parte de la estrategia de respaldo al grupo felipista, encabezado –claro– por Ernesto Cordero, la némesis de Madero.
La solución del PAN en una segunda época con el político chihuahuense nuevamente al frente podría consistir en unir a las bases y rechazar el cacicazgo que Calderón pretende. Si logra convencer a sus correligionarios que el futuro está adelante, no atrás… y prueba quién fue el verdadero artífice de la derrota del PAN –y responsable de solapar la corrupción que hoy los salpica como una ola gigante–.
El pleito por ir al PAN es entre dos… a brinco y brinco, en suelo disparejo.
Gustavo Madero, secundado por el joven maravilla, Ricardo Anaya, contra Ernesto Cordero y el veterano guanajuatense Juan Manuel Oliva. Maderismo contra calderonismo; colaboracionismo contra rupturismo.
Pero Madero frente a Cordero es de otro tamaño por su audacia pragmática y eficacia política. Ha logrado ya dos reformas electorales consecutivas de enorme importancia.
La primera, modificar las reglas del juego interno al sacudirse el poder electoral a los delegados cooptados por el calderonismo para otorgarlo a unos 300 mil militantes de sangre azul, por primera vez en 75 años. Dicho de manera simple, el chihuahuense desplazó al Club de Toby propiedad del michoacano… y sacó la contienda a las calles.
La segunda, benefició los intereses de su clientela al presionar al Gobierno para desaparecer al IFE… y de paso limitar la operación de los gobernadores –obviamente los priistas– en los procesos electorales dirigidos desde el nuevo Instituto Nacional Electoral…
Madero hizo más por la defensa del voto de sus simpatizantes, de todo cuanto hicieron los demás panistas en las otras reformas electorales… y eso se lo habrán de tomar en cuenta.
Además, gracias al Pacto por México, logró imponer una buena parte de sus ideas –las de su PAN– en la Reforma Energética que terminó más a la derecha de lo planeado por el Gobierno… y eso no fue poca cosa.
¿Y Cordero qué ha hecho además de meter cizaña –un día sí y otro también– como decían las abuelas?
Y a Josefina sólo restaría preguntarle, ¿a qué hora vas por el PAN?… pero eso tal vez nunca más vuelva a ser necesario. Lástima.
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