Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
En diciembre del año pasado, recién llegado de su viaje al Vaticano, el gobernador Javier Duarte de Ochoa se reunió en privado con un grupo de colaboradores y periodistas en casa de don Carlos Brito Gómez, en la capital veracruzana.
De lo diversos comentarios hechos en la sobremesa por el mandatario estatal, hubo uno que más llamó la atención de los presentes y que parece haber incomodado a un importante legislador federal, aspirante a la gubernatura, ya que de manera coincidente a los pocos minutos se retiró.
Y es que Duarte de Ochoa celebró que el presidente Enrique Peña Nieto no tuviera amigos en Veracruz, lo que en apariencia le favorecerá para manejar en 2016, sin desgastantes presiones, su propia sucesión.
Obviamente el jefe del Ejecutivo del estado se refería a la palabra “amigo” en el sentido más puro de la palabra, pues una relación de esa naturaleza entre dos personas no puede considerársele a un simple intercambio de abrazos o elogios verbales circunstanciales.
Y, en efecto, el gobernador Javier Duarte parece tener razón: en Veracruz Peña Nieto sólo tiene conocidos y aliados políticos, pero amigos, amigos como el ex gobernador Patricio Chirinos lo era del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, hasta el momento no se le ven ni se le conocen al mexiquense aunque algunos acelerados aspirantes del PRI a la gubernatura anden queriendo vender ante la opinión pública una estrecha cercanía personal que en realidad no tienen con el Ejecutivo federal.
Hasta ahora su relación con Peña ha sido a través de terceros que sí son muy cercanos al Presidente de la República, los cuales les han abierto coyunturalmente la comunicación con el mandatario mexicano. Ese sería el caso, por ejemplo, de los senadores Héctor Yunes Landa, quien como presidente de la Comisión de Protección Civil de la Cámara alta del Congreso de la Unión ha cultivado su relación política con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el de José Francisco Yunes Zorrilla, el cual está muy ligado desde el ITAM con el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, motivo por el que el legislador nativo de Perote preside la Comisión respectiva en el Senado.
Por eso es que Duarte de Ochoa celebraba que Peña Nieto no tuviera amigos en Veracruz, ya que esta situación evidentemente le hará más cómodo el manejo de su sucesión. Y es que si el Presidente tuviera un amigo de verdad muy cercano a él con aspiraciones por la gubernatura, pues desde ahora ya estaría desbocada la “bufalada” generándole con mucha anticipación un gran vacío de poder al gobernador en funciones que apenas ha iniciado la segunda mitad de su sexenio.
Peña conoce, en efecto, a algunos veracruzanos y con otros ha tenido y mantiene una relativa cercanía ya que colaboraron con él en el gobierno del Estado de México, pero a los cuales no parece interesar entrometerse en la sucesión gubernamental de Veracruz.
Esos serían los casos, por ejemplo, de Miguel Alemán Velasco, quien ya gobernó la entidad y ahora está dedicado a sus negocios familiares; del actual director del IMSS, José Antonio González Anaya, nativo de Coatzacoalcos y quien habría llegado al gabinete peñista por ser concuño del ex presidente Carlos Salinas de Gortari y por sus nexos con el grupo de economistas liderados por Videgaray; y el actual diputado federal por el 18 distrito electoral del Estado de México, Fernando Alfredo Maldonado Hernández, hijo del ex alcalde y ex diputado del puerto de Veracruz, don Juan Maldonado Pereda (QEPD), cuyos intereses políticos están más en la entidad mexiquense que en el estado natal cuyo fallecido padre, uno de los políticos veracruzanos más respetables, aspiró a gobernar hasta la sucesión estatal de 2004.
Y es que en los últimos 15 años, Maldonado Hernández se desempeñó en el gobierno del Estado de México como director general de Seguridad Pública y Tránsito (1997-1999); director general de Responsabilidades y Situación Patrimonial (2000-2001); director general de Recaudación y Finanzas (2001-2002); secretario de Transporte (2002-2009); secretario del Trabajo (2009-2011), y director general del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios, cargo en el que aproximadamente duró sólo un año ya que renunció en 2012 para ser postulado como candidato del PRI a la diputación federal por el distrito electoral con cabecera en Huixquilucan.
Por eso es que Duarte de Ochoa celebraba que Peña Nieto no tuviera realmente amigos en Veracruz, circunstancia que al mandatario le favorece porque aparte de no generarle ruido anticipado a su sucesión ni restarle autoridad por intrigas en la cúpula del poder, ello le ha permitido fortalecer su relación política y personal con el jefe del Ejecutivo federal ya que él sigue siendo el referente principal y más confiable del mandatario mexicano en la entidad veracruzana, lo que seguramente habrá de corroborarse en dos años más, cuando el PRI nomine al candidato a sucederlo en la gubernatura.