Carlos Ramírez/Indicador político
Ya antes había escuchado la frase “hasta para pagar hay que hacer cola”, pero esa cola era colísima, no tanto como la de Beyoncé o Jeniffer López, sino más grande como el exuberante trasero de Kim Kardashian.
Y aunque había muchos caballeros, no parecían tan felices de estar en esa cola grande; creo que hubieran preferido una colita pequeña estilo Miley Cyrus o que no hubiera nada de nada, tipo Paris Hilton. Sin embargo, era un colón que parecía manifestación lo que había en las oficinas del Sistema de Administración Tributaria (SAT) de la capital del estado.
Llegaba con mi hermana, quien el día anterior había tratado de sacar su Fiel (Firma Electrónica Avanzada) la cual, según definición de la misma página del SAT, “es un conjunto de datos que se adjuntan a un mensaje electrónico, cuyo propósito es identificar al emisor del mensaje como autor legítimo de éste, tal y como si se tratara de una firma autógrafa”. En palabras más comunes, es la clave que funciona como una llave para poder accesar junto con el RFC de cada contribuyente a su expediente fiscal cargado en el Sistema del SAT, además de servirle para poder hacer consultas, declaraciones, avisos, facturación, devoluciones, etcétera.
Tanto ella como yo íbamos a sacar la dichosa Fiel; sin embargo, la diferencia es que yo llevaba mi cita y ella ya no había alcanzado por lo que me formé en la fila “con cita” y ella en la de “sin cita”.
Como le había contado, mi hermana ya había ido el día anterior en la mañana y la regresaron porque no había cita; en el módulo de información le dijeron que estuviera pendiente al otro día, ya que la Central de México abre espacios todos los días, pero debería estar pendiente entre las 8 y 8:30 horas.
Para no hacerle el cuento largo como la cola donde estaba, desde las siete de la mañana estuvimos checando y nunca que encontramos cita, ya que en la página del SAT, donde se sacan, ya no tenían espacio disponible todo el mes de enero. Los que están familiarizados con los asuntos de Hacienda sabrán que las citas se agotan desde los primeros días de cada mes y hay que estar cachando cada rato la página por si hay alguna cancelación. Luego entonces, hay que tener “voluntariamente a juerzas una computadora con internet o un contador bien pagado que esté pendiente de eso”.
Tuvimos la suerte de encontrar cita esta semana; sin embargo, ella sale de viaje, por lo tanto se nos ocurrió la brillante idea de preguntar en el módulo de información si podíamos cambiar solo el turno, ella ir en mi lugar y yo asistir esta semana en el espacio destinado para su atención. ¡Era una brillante idea! que por supuesto fue bateada por el Servicio de Atención del SAT… No se puede, hay un nombre para cada trámite. ¡Chin! ¡como no soy influyente o conocido de ellos! Seguramente nos habrían atendido en un dos por tres.
En fin, le volvieron a decir a mi hermana que fuera el día de hoy ¡por tercera vez! ¡a ver si ésta es la vencida! Pero que antes volviera a checar en la página del SAT “por si había lugar” pero que también hiciera fila y que desde allí checara la página de internet (por lo que debe de tener un celular con red) y pues si no encontraba, que se esperara a ver si le tocaba entrar al trámite sin cita ¡aaah, pero que así tardaría hasta cuatro horas! (por lo que tienes que pedir permiso en tu trabajo y perder toda la mañana).
Como la citada era yo, llegué al modulo de información y esperé mi turno. Toda aquella oficina era un caos, los contribuyentes se acercan a preguntar sobre el nuevo Régimen de Incorporación, sobre la facturación electrónica, algunos otros habían recibido notificaciones sobre impuestos pasados, otros querían dar de baja sus negocios, algunos más querían su RFC pues su Afore lo estaba solicitando, incluso varias personas de la tercera edad iban por una impresión del RFC que les estaba solicitando el mismo Instituto de Pensiones del Estado.
Creo que el anuncio de “no espere para hacer su trámite: haga una cita por teléfono o internet” ya no funciona, pues mi turno de atención me lo dieron 33 minutos después de mi cita y eso porque tuve que ir a preguntarle a la chica del módulo de información a qué hora me iban a atender, pues no me daba turno; a lo que dijo que había otros cuatro turnos a la misma hora que el mío.
Por fin, después de 45 minutos, me llamaron al paso uno donde entregué mi identificación, acta de nacimiento y memoria para cotejo y captura de datos. Posteriormente volvía a la sala de espera y después de otros diez minutos me llamaron al centro de cómputo donde fui “fiscalmente fichada”, pues me tomaron la fotografía de cara, las huellas de todos mis dedos de las manos, el iris de mis ojos y mi firma.
Regresé a la sala a esperar el paso tres, el último donde me entregarían mis documentos personales, la memoria con los archivos y el documento del trámite de la Fiel.
Agradecí al chico de la ventanilla su atención no sin antes preguntarle el porqué no contrataban más personal, pues la oficina se veía totalmente rebasada por los contribuyentes.
“¡Híjole, no lo creo!” me contestó; “incluso hicieron un estudio técnico donde dicen sobran dos en esta oficina ¡espero que no sea yo!”
Casi dos horas de trámite para sacar la Fiel cuando en su catálogo de trámites asegura será en 45 minutos.
Si el gobierno ya le entró a las Reformas, lo más lógico sería que reformara también las oficinas de Hacienda, con más personal y ampliación de horarios y días a la semana, pues no se vale que esa recaudación que proyecta el gobierno sea por ineptitud de sus instituciones y desconocimiento o ignorancia de los contribuyentes.
Email: [email protected]