Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
El 21 de diciembre pasado, durante un convivio en el Congreso local, el compañero Sergio Villa me tomó una foto comiendo sentado en una curul con el siguiente texto: “¡Aquí el diputado del pueblo, satisfecho (pues acababa de comer) levanta el dedo para aprobar otros 30 000 millones de pesos más de deuda para Veracruz. Miren su cara de me vale mayes”.
El 15 de este mes, aparece en Proceso la foto de un niño en la cabina de un helicóptero y un texto que acompañaba la gráfica: “Espero que les haya gustado la vuelta que dimos en helicóptero”.
Días antes de que aparecieran Gibrán Martiz Díaz y el otro menor asesinados, empezaron a circular fotos del primero con aparentes armas y aparente droga en sus manos… diversos textos en torno a ello se desataron…
A qué voy con estos tres casos… a uno muy simple: La apariencia de las imágenes, o como dijera el maestro Baltasar Gracián: Las cosas no pasan por lo que son, sino por lo que parecen.
En el primer caso, sentarme en una curul y levantar el dedo no me hace diputado. Aunque el texto diga lo contrario.
En el segundo caso, la foto de un niño en la cabina de un helicóptero no implica que hayan volado. Aunque el texto diga lo contrario.
En el tercer caso, el hecho de que Gibrán aparezca con supuestas armas en sus manos no lo hace delincuente. Aunque sus detractores digan lo contrario.
II
Una noche antes, dos sujetos aparecieron en la reunión de chavos, donde estaba Gibrán y el otro joven, menor de edad, que en este mayo habría de cumplir 18 años.
Pero como iban y venían los chavos, las muchachas; entraban y salían; verlos allí, sentados, tranquilos, sin decir nada, “de seguro venían con alguien”, comentaron entre ellos. No cuadraban con el resto. Se veían más grandes entre esos chavos de 16 a 19 años la mayoría.
Algunos se retiraron bajo el compromiso de reunirse al día siguiente por la mañana pero eso ya no fue posible… la historia ya es conocida: unos policías entran por los chavos ante la mirada de vecinos y se los llevan en una patrulla… ¿Y el Lancer?
El menor de edad que fue “levantado” con Gibrán, conducía un vehículo… pero no cualquier vehículo… se dice que el carro traía ventanillas polarizadas y algo más: blindadas, como toda la unidad. Aseguran entre los muchachos que conocían a este joven que su familia alguna vez lo envió para que recibiera capacitación en antisecuestro o secuestro.
¿Y el Lancer? Se lo llevó un policía esa mañana del “levantón”.
Un nombre hay por ahí: “Tiburón”.
Dicen que si dan con ese “Tiburón” que no es Amadeo, muchas cosas pueden aparecer o no… con eso de que en Veracruz desaparecen jóvenes ¡y hasta policías!
III
“Playboy”. Título de una canción o del álbum que preparaba Gibrán. Sí, porque ya había hecho algo con otro muchacho, uno de nombre Malak: “Caminando a la Luna”. Algunas fotos que fueron exhibidas para denostar al cantante en youtube, en redes sociales, en medios impresos, aseguran cercanos a Gibrán, quería llevarlas en su nueva producción. Pero también aseguran cercanos a este joven que muchas de esas gráficas estaban en un lugar: Su celular.
Por eso, no entienden cómo es que antes de que Gibrán apareciera muerto, fueran subidas a las redes, correos electrónicos y hasta se hiciera un video difamándolo… como si trataran de justificar algo que iba a ocurrir.
No imaginaron sus agresores las repercusiones que ambos jóvenes provocarían, tanto en latitudes locales como internacionales… no tanto porque si fue uno de “La Voz México”… no… siete policías es nada… y el Gobernador lo sabe. Limitarse a siete implicaría en aumentar la incredulidad a su mandato constitucional, a su papel como gobernador, a su compromiso con los gobernados, para convertirse en cómplice por solapar a lo que es evidente, ya no le funciona…