El pueblo es el nuevo jefe y vamos a defenderlo: Javier Velázquez
XALAPA, Ver., 3 de enero de 2014.- A tres días de iniciados los trabajos en el Ayuntamiento de Xalapa y ya se dieron las primeras disputas entre algunos actores que representan a distintos partidos políticos.
Se trata del titular del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Ayuntamiento de Xalapa, Rolando Ortega Salazar, quien dijo que los regidores panistas quieren cambiar al personal de apoyo a pesar que éste tiene sus áreas asignadas, pues así está establecido tanto en el contrato colectivo de trabajo, así como en la estructura organizacional del mismo ayuntamiento.
En opinión de Ortega Salazar, que obedece las órdenes de Miguel Ángel Briones, su jefe, los panistas quieren llegar a disponer y a realizar tareas a favor de su partido, antes que llegar y trabajar en bien de la población: “Deben trabajar para los xalapeños, para eso fueron electos. Es mi opinión”, dijo el líder sindical.
Estableció que no se podrá realizar ningún cambio de personal si no es bajo la aprobación del sindicato que representa: “No podrá ser así, pues nosotros ya pusimos a esas personas y no pueden ser removidas por el hecho que no le gusten a algún regidor”, añadió.
Reconoció que ya comenzaron los jaloneos, particularmente, con la regidora panista Ana Karina Platas, que desea cambiar a todo el personal y colocar a personas de su partido para que le apoyen: “Ella sabe que tiene que llegar a trabajar y apoyarse en las personas que forman parte del sindicato. Tiene derecho a tener a su gente cerca pero sin tocar a las personas sindicalizadas”.
Reiteró, “todos los cambios que quieran hacer no serán válidos y se anularán. Si quieren, tendrán que dialogar con nosotros y nosotros lo haremos con el presidente municipal”, dijo.
Sugirió a la regidora que primero converse con el presidente municipal Américo Zúñiga y si tiene alguna duda, que converse con él: “Puede hablar conmigo, pero yo le quiero establecer que no se puede remover a ningún trabajador de base, sindicalizado”.
Dijo, finalmente, que a los empleados sindicalizados nadie los toca y mucho menos si es para desplazarlos de algún lugar que ya tienen asignado.