Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
¿Quién les dijo que queríamos reelección? Dudo que Francisco I. Madero en paz descanse en estos momentos. Y no porque quiera invocar a los muertos ¡para nada! yo soy la más interesada en que los muertos duerman el plácido sueño eterno, sino porque tanta lucha, trabajo y sangre le costó oponerse a Porfirio Díaz, que hoy en día, gracias a nuestro querido presidente Kike Peña y flamantes legisladores “representantes del pueblo”, retrocedimos lo que a la fecha habíamos ganado ¡La no reelección!
Y eso por la Nueva Reforma Política ¿otraaaa? Sí, otra más pa’ desgracia de millones de mexicanos que no estamos en las altas esferas de poder y que no gozaremos de los frutos de tremendas transformaciones del país.
Bueno, le cuento: para empezar, la Reforma Política es todo un tamal rojo amarrado con una cinta azul. Es decir, fue cocinada entre priístas y panistas; los perredistas se excluyeron y pues los otros que ni querían, ¡los excluyeron también!, además de que fue condicionada: Si se aprueba la política, pues aprobamos la energética, ¡faltaba más!
Dentro de principales puntos que contempla la nueva reforma es la reelección de legisladores federales (diputados y senadores), hasta por 12 años; es decir, que los que son diputados podrán reelegirse hasta por tres periodos, pero sólo por cuatro ocasiones en total y los senadores hasta por un periodo, hasta sumar dos. Y quitaron el candado de “reelegirse por el mismo partido”. Asimismo “autorizaron” la reelección de los Alcaldes, punto importante para los brillantes legisladores, puesto que como chapulines, brincarán de un lado a otro, extendiendo su reelección hasta donde más se pueda.
¿Le parece justo? Si es usted diputado, senador, familiar de ellos o posible prospecto, desde luego que sí, pero si pertenece a los millones de mexicanos de los estratos “extrema pobreza”, “pobreza” y “ai la llevan para comer” (clase media), simplemente no es una buena noticia.
Lo que deberían reformar es la segunda vuelta en las elecciones o la desaparición de las plurinominales, posiciones que no deberían existir, ya que su objetivo se ha convertido de equilibrar el Congreso en devengar un salario.
Otro tema realmente fuerte es la creación del Instituto Nacional Electoral (INE) en sustitución del Instituto Federal Electoral, aquí ya se dividió el asunto pues aunque se prevé continúen los Institutos locales electorales en cada estado, ya no tendrán el mismo poder; ahora dependerán del poder central del nuevo INE. ¿Retroceso electoral? ¿ahorro en los procesos electorales? o ¿dedazo centralizado?
Ahora que si el dedazo de uno no convence a los demás, se acaba de aprobar la figura de que el gobierno en turno, el Presidente, opte por la coalición ¡planchado general! La familia está de acuerdo así como tooodos los partidos políticos. Incluso para que las féminas no digan nada también serán incluidas en la política, con la mochada del 50 por ciento de la “paridad de género”, parida nada más y nada menos que por un hombre.
Esto me hace recordar el dicho: “Con estos amigos para qué quiero enemigos” y modificándolo un poco sería: “Con éstos representantes populares para qué queremos elecciones” si al fin y al cabo, hacen lo que se les viene en gana, cuando quieren, como quieren y donde quieren.
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