CONTRACOLUMNA

¿Qué derecho tiene un señor o señora de creer que por escribir una columna tenemos que creer que es verdad lo que dice?”.

José Saramago

Tiempos extraños

Hoy la despreocupación vence a la prudencia frente a la pandemia de COVID-19, enfermedad que hasta este domingo cobró la vida de mil 351 mexicanos, entre ellos 27 veracruzanos. Aunque por el momento en Xalapa se registra sólo diez contagiados y ningún muerto, mucha gente camina por la ciudad sin protección alguna, incluso con niños, como si nada pasara.

Las autoridades municipales decretaron hace unos días el uso obligatorio de cubreboca o cualquiera otro medio que ayude a evitar la propagación del coronavirus. Entiéndase paliacate o pañuelo, telas, etcétera, que permita aislar del ambiente –al menos– nariz y boca, y de ser posible también los ojos, como sucede con las caretas que con mucho ingenio se elaboran de manera “artesanal”. Aunque pocos lo hacen.

Tal parece que como enfrentamos a un enemigo invisible, mucha gente no dimensiona, ignora o de plano desdeña la gravedad del caso, aunque este tema sea de lo único que se habla en los medios de comunicación y las redes sociales.

De hecho, el otro día leí en Facebook un comentario sólo comparable con el del presidente estadounidense Donald Trump, quien sugirió inyectarse desinfectante. Un tarado escribió que él no creía en el coroavirus, que nadie le iba a decir qué hacer y que le importaba un carajo salir a la calle y hacer lo que le viniera en gana. Su tono, aderezado con diferentes insultos, confirma que se trata de una verdadera bestia, dicho sin menospreciar el instinto de algún animal.

La cuestión es que todas las medidas que se publicitan cotidianamente, como la sana distancia, no son ocurrencias. El peligro para diferentes sectores de nuestra población es tan real, que más allá de la cifra de infectados que se presentará durante los días próximos, el número de muertos puede llegar a ser alarmante.

Los sectores más propensos no sólo a infectarse, sino a desarrollar la COVID-19 de manera grave, son los adultos mayores de 60 años, los menores de cinco años, las embarazadas y los fumadores, pero especialmente quienes padecen diabetes, hipertensión o asma, y quienes viven con cáncer, VIH, insuficiencia renal o la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, conocida como EPOC.

Baste recordar que el estado de Veracruz ocupa el primer lugar nacional en enfermedades cardiovasculares, pero también en diabetes y obesidad. Todos conocemos o convivimos con personas en estas condiciones, incluso en nuestro propio hogar. Es decir, que cualquiera representa un riesgo potencial para la población en peligro… ¿Y no nos cuidamos?

Pero eso sí, hay quienes se “envalentonan” y rompen las cintas que cercan los parques y otros espacios públicos, porque creen tener derecho a “disfrutar” de ellos cuando les venga en gana. También están los que acuden a hacer sus compras con toda la familia, hijos y hasta mascota de pilón, y en cualquier calle o avenida es posible observar el tránsito constante de personas, solas y hasta en pequeños grupos, sin protección alguna.

Son, sin duda, tiempos extraños. Pero como decían nuestros viejos: “Todo tiene remedio, menos la muerte…”.