
Cátedra Jesús Reyes Heroles en el IVES en su 30 aniversario
La verdad se tardaron los de la ONU en darle un día a la Luna, porque apenas hizo tres años en marzo pasado, que se celebra su día el 20 de julio. Pensamos en ese olvido mientras el bello satélite no ceja de estabilizar la oscilación de la tierra y a moderar nuestro clima, pese al cambio climático. Personas que viven metafóricamente en la luna, quisieran hacerlo realidad. Imagínense que bonito vivir en un planeta que como Júpiter, tenga 67 lunas y pudiéramos pasar de luna en luna las veces que nos diera la gana. Ese sueño podrá hacerse realidad ahora que se ha confirmado que una de ellas, Europa, tiene agua. Desde años atrás se había visto que volutas de vapor salían en los reportes digitales que tiene la investigación en la que se ha utilizado el telescopio espacial Hubble.
LA, LUNA, INSPIRACIÓN QUE TRASCIENDE LA REALIDAD Y NOS HACE SOÑAR
En medio de los problemas que agobian al mundo y que nos tocan de cerca, por desgracia con Trump, se vale soñar en lunas que nos presenten un nuevo panorama y darle vuelta a nuestra imaginación. Con Júpiter será muy complicado para los cantores prodigar su música a tantas lunas, la luna lunera se convertirá al plural y la luna azul (blue moon) compuesta en 1934 por Richard Rodgers y Lorenz Hart – que muchos se han adjudicado-, se dedicará a todas las llamadas lunas galileanas ( o galelianas) de ese planeta, como se han llamado en homenaje a Galileo Galilei. El las descubrió en 1610, cuando, reforzando la teoría de que la tierra es redonda, se ensoñaba en aquellas esferas de luz que los poetas han hecho suyas. Escribió el gran Federico García Lorca:
La luna va por el agua
¡Como está el cielo tranquilo!
Va segando totalmente,
el temblor viejo del río.
Mientras que una rana joven,
la toma por espejito
LA ANTIGUA FANTASÍA VIVE EN TORNO A LA LUNA Y MUCHOS LA TOMARON
Por ejemplo, ¿Qué sucederá con el torito enamorado de la luna cuando vea tantas lunas y con la Luna de octubre de los hermanos Michel? ¿resucitará Pedro Infante para cantarla? El propio Cyrano de Bergerac tendrá que reconsiderar, donde se encuentre, su viaje a la luna. Y los novios, ni modo, harán muchas lunas de miel para cubrir toda la ruta. Pasarán muchas décadas para que se compruebe la teoría y alguien pise la luna sin escafandra como lo hizo en nuestra luna Neil A. Armstrong y rato después su compañero Edwin E. Aldrin, el 21 de julio de 1969. En el primer caso, eran las 22.56 horas. Mientras, el satélite seguirá alimentando el romanticismo y la poesía y su referencia distraerá de las miserias que se viven en una tierra superpoblada y avasallada por los más gandallas. Jorge Luis Borges lo lamenta:
Hay tanta soledad en ese oro,
la luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán. Los largos siglos,
de la vigilia humana, la han colmado
de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.
LA FANTASÍA LUNAR DE ASIMOV, TENÍA NO OBSTANTE, VALORES CIENTÍFICOS
Así, superpoblado, lo consideraban los sirenios ya desde 1957, cuando Isaac Asimov escribió Las lunas de Júpiter ( serie Lucky Starr, Bruguera, edición 1981) acerca de un planeta, el nuestro, que tenía que ser destruido para dar relevancia al gran planeta Sirio que tenía espacio de más. La maestría del físico que fue Asimov, ruso criado en Estados Unidos, no solo se mostró en la ciencia ficción en la que creo escuela a través de la robótica, sino en sus aportes científicos en investigaciones y libros que mucho ayudaron a despejar incógnitas que ahora desbroza la Nasa. La excelencia la pone en una ciencia ficción que matiza el suspenso y la clásica revelación final, con una narración sencilla. En esta historia, que se desarrolla en la Luna Nueve de Júpiter, Asimov sostiene que los satélites asteroides de ese gran planeta son más de cien y desde luego destaca algunos. Lucky, su atractivo héroe terrestre, tendrá que vivir muchas aventuras al lado de su amigo el marciano Bigman, antes de informarnos quien es el verdadero robot sirenio. Leerlo, es estar, realmente, en la luna. Y de paso recordar al gran Álvaro Carrillo en Luz de luna:
Yo quiero luz de luna,
para mi noche triste,
para cantar divina
la canción que me trajiste.
Para sentirte mía,
mía tu como ninguna.
Pues desde que te fuiste
no he tenido luz de luna.